Hoy os presento una escalofriante leyenda escrita por Irene Madrid Beza, alumna de 4º de Primaria. ¡Disfrutadla!
La vidriera de Balnagown
En Escocia, hace unos 400 años, construyeron un castillo llamado Balnagown. Unos días después de que el castillo estuviera listo llegaron tres monjes y pidieron refugio en un noche de tormenta. El señor del castillo los alojó en un salón con unas vidrieras muy grandes, el único equipaje que traían era un cofre con un pergamino dentro, una antorcha y una vela.
En mitad de esa misma noche, se pusieron debajo de una vidriera. Leyeron el pergamino, encendieron la antorcha y la vela. De una de las puertas del dibujo de la vidriera se abrió un túnel y salió un adolescente con un cofre lleno de oro. Lo que no sabían, era que la hija del dueño del castillo y su criada estaban escondidas dentro de uno de los armarios del salón observándolo todo.
El adolescente les preguntó a los monjes si podía salir del túnel al espacio exterior, a lo que los monjes le contestaron que no. El chico entró de nuevo en el túnel y éste se cerró. Los monjes se fueron después de eso y dejaron todo allí, salvo el cofre lleno de oro.
La criada del castillo y la hija del dueño, después de haber visto todo hicieron la misma prueba, porque la hija sentía curiosidad por el chico del cofre, ya que ella también era adolescente, por lo que repitieron todo lo que habían hecho los tres extranjeros. Al empezar el ritual, el túnel se abrió y ella impaciente entró antes de que saliera el chico que a ella le gustaba. Entonces, la vela se acabó y el túnel se cerró y la criada no pudo rescatar a su señora.
Más tarde se lo contó todo al dueño del castillo. El padre no la creyó y fue mandada al manicomio. Buscó a su hija durante años desesperado y por las noches oía los llantos de su hija que venían del cristal. El padre murió muy triste porque nunca la encontró.
Después de muchas reformas los dueños del castillo aún siguen escuchando algunas noches los llantos de la chica.
